Cuentas o telenovela

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Anoche, frente a mi pasillo se celebró la Asamblea de Rendición de Cuentas del Delegado a sus electores. Hacía años que no presenciaba ese tipo de reuniones así que no podía perderme la oportunidad, de ver «por dónde van los tiros».

De los 29 asistentes 25 parecían tener más de 60 años, posiblemente yo era el único menor de treinta.

Llegué durante la lectura de una especie de Informe que aceleradamente mencionaba cifras, cumplimientos, gestiones y al final, la frase universal: “aún así, no estamos conformes y nos proponemos seguir mejorando”.

Leído el informe pasamos a las opiniones y planteamientos: una jubilada, con varias enfermedades, que tiene su único hijo en el servicio militar, se quejó de que los medicamentos que necesita llegan a la farmacia y el mismo día se acaban, así que se le vencen las recetas sin poder comprarlos. Para colmo ha tenido que pagarlos a 10 pesos en la calle. La delegada recordó que esta jubilada había sido beneficiada con un subsidio del Estado para arreglar su casa…

Otra señora denunció que el consultorio médico de la familia lleva siete años sin luz ni agua. La enfermera de este centro de atención, presente también, explicó los duros avatares de su trabajo, cargando agua en cubos y en muchos casos prescindiendo de ella, aun cuando los medios no paran de insistir en la higiene necesaria para conservar la salud, especialmente en un lugar donde acuden personas con todo tipo de padecimientos.

El tercer planteamiento fue colectivo y se refirió al “problema del pan”, la mala calidad y la ausencia de otros productos que son frecuentes en panaderías distantes del barrio, como dulces o galletas. En este punto, la Delegada explicó que se debe a “una correa rota”, que no permite explotar adecuadamente la máquina mezcladora, de por sí obsoleta, junto con todo el equipamiento que ya debe ser cambiado, en cuanto se apruebe el presupuesto.

Una muchacha, de los escasos jóvenes presentes y con una notable preparación, cuestionó los presupuestos, alegando que estos deben aprobarse anualmente. Agregó que era inconcebible que los problemas graves para la población, como el del pan, persistan por años, sabiendo que muchos niños solo cuentan con “esa bolita” para desayunar. Incluso, contó que algunos lo recogen ellos mismos y lo van comiendo camino a la escuela. La delegada respondió que “eso de los presupuestos está fuera de sus manos, en lo que a ella respecta, el problema ya ha sido elevado…”

Se habló de la señal de PARE de la esquina que se cayó y no se ha arreglado, el bombillo de la cuadra que se fundió y no se ha cambiado. Para cerrar, un policía, al parecer jefe de la zona, hizo una disertación sobre las indisciplinas sociales que hay que combatir en el barrio: venta de drogas, juegos de pelota en la vía, hombres sin camisa por la calle y en lugares públicos, entre otras…

Escuchando todo esto, pensé intervenir al final por dos razones. Quería explicarles a todos mis vecinos que esos asuntos son universales y perennes en Cuba, por lo tanto son sistémicos, y que la solución no estaba en el barrio solamente, sino en el Gobierno de la nación y sus políticas. También quería hacer un planteamiento en nombre de los jóvenes, algo más acorde al siglo XXI, y era sobre el internet. Con el riesgo de ser el único interesado.

Cuando ya tenía algunas ideas organizadas para pedir la palabra, súbitamente la delegada tocó retirada y la gente desapareció a una velocidad alucinante. En segundos quedé solo en la calle y al regresar a casa vi que era la novela la causa del apuro.

Pasé toda la noche molesto por no haber levantado antes la mano, pero también pienso que fue útil escuchar con atención. Ahora, me gustaría presenciar la misma reunión en Miramar o en otros barrios donde viven los arquitectos de esta obra social, a ver si el pan, la basura acumulada y la ausencia de mentol en la farmacia son las inquietudes de sus vecinos y familias.

Pero me alegro de no vivir enajenado, rodeado de diplomáticos y empresarios extranjeros. Prefiero en momentos como este, ser parte del Canal del Cerro, la realidad más cruda y directa, mis vecinos  y su lucha diaria, que también es la mía.

Así nunca me faltarán argumentos para librar una batalla más profunda y transformadora. Con la esperanza puesta en que un día le toque por ley al presidente de Cuba rendir cuentas a un parlamento democrático, y sean estos mismos vecinos quienes inauguren el moderno, higiénico y hermoso centro comercial del barrio. Donde no faltará nunca más la correa para hacer el pan.

¡Ah! me olvidaba…  ¡y con wifi free!

http://www.14ymedio.com/opinion/reunion-rendicion_de_cuentas_0_1571842804.html

 

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6 comments on “Cuentas o telenovela
  1. a veces las cosas no son como parecen ,seria justo que la situación en los barrios cambien,pero lo veo tan lejano,existiendo gente que aun apoyan el hambre,comunistas de estomago que entregan a cualquiera por un pedazo de hueso de res ,hace muchos anos fui por ultima vez a mi natal cuba ,después de pasarme unos días atormentados por mi familia la ultima semana preferí irme a un hotel en la ciudad de holguin ,en guardalavaca,el hotel se llamaba club amigo o algo así,con el cambio de horario ,me levante a comer varias ocaciones en la noche,estaba todo ultratodo incluido,una hamburguesa que parecía una chancleta,unas papas fritas en un sirbase usted que no tenia remedio,en el almuerzo tuba que aprender a lidiar con una cola en un hotel ,en pleno restaurante ,con gente que solo pagaba por ir a comer apenas habían puesto la ley de que el cubano podía disfrutar de los hoteles,para mi fue traumático,llevo muchos por no decir mas de 20 anos fuera y se me hizo tan absurdo todo,que prefiero gastarme mi dinero en otro sitio de los estados unidos,ahí tendré un trato justo,un servicio de excelencia ,un respeto,en fin valoraran mi dinero como cualquier turista,me pregunto cuantos de los canadienses que allí llegaron ,regresarían?,imagino que por eso la prostitución es el único motivo por el cual regresarían,ya que en cuestión de turismo han dado mas pasos para atrás ,de lo que cualquier país,y los demás decimos que queda para el pueblo.no quiero ni pensarlo cuando llegas a un país donde tu familia te da miedo,es tanta la necesidad ,que pareces fuera de lugar,y tu propia familia viendo como sacarte el sentavo,adiós cuba hermosa ,ojalá los turistas puedan ir y tener una asamblea de rendición de cuentas de como fue su estancia,me imagino que el gobierno se asombraría de lo que pensamos nosotros ,del funcionamiento del turismo,aunque lo revistan y todos saben en cualquier parte del mundo que cuando se dice cuba,solo se habla de miseria y prostitución .

  2. // Parece //

    Parece que Eliécer no conoce el breve artículo de abajo. Y, si lo ha leído, es doblemente preocupante porque **no interactúa**, para criticarlo, aceptarlo en todo o en parte o rechazarlo con argumentos.

    Si no, hubiera hecho mejor papel en, y hubiera salido más que una narración suya de, esa reunión.

    Las «elecciones del poder popular» son gran oportunidad
    http://mhecnet.org/DOCU50.HTM

  3. Hace muuuuchos años cuando viví en Cuba esos eran los mismos problemas. Un pan que no se sabía con qué lo habían hecho y para colmo había que hacer una gran cola…las mismas faltas de medicina y los mismos problemas de agua, etc…Cuba se quedó atascada en el tiempo donde (como se ha dicho muchas veces) en lugar de socializar la riqueza, se socializó la miseria…

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