De Juan Pablo II a Francisco: Apertura y reconciliación, el camino del cambio. (I)

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Carlos bloguero

El 21 de enero de 1998 el Santo Padre Juan Pablo II llegaba a tierra cubana. Desde la loza del aeropuerto internacional José Martí de la Habana y frente a los ojos expectantes de millones de personas en el planeta y, especialmente dentro de Cuba, expresaba:

«Amados hijos de la Iglesia católica en Cuba: sé bien cuánto han esperado el momento de mi Visita, y saben cuánto lo he deseado yo. Por eso acompaño con la oración mis mejores votos para que esta tierra pueda ofrecer a todos una atmósfera de libertad, de confianza recíproca, de justicia social y de paz duradera. Que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba, para que este pueblo, que como todo hombre y nación busca la verdad, que trabaja por salir adelante, que anhela la concordia y la paz, pueda mirar el futuro con esperanza.»

Esa frase puede enmarcarse en el inicio de un camino de diálogo que la Iglesia Católica ha recorrido junto al pueblo cubano, muchas veces silencioso o silenciado, enaltecido por unos, calumniado o vilipendiado por otros. Lo cierto es que se ha caminado en cuanto al diálogo y al inicio de cambios que han traído, sin dudas, beneficios para muchas personas dentro y fuera de la comunidad cristiana católica.  Los primeros frutos visibles de aquella visita fueron las misas campales a las que acudieron cientos de miles de cubanos que se congregaron, por primera vez en casi 40 años, para escuchar un mensaje y a una figura totalmente diferente y para nada afín con los maratonianos discursos y mítines llenos de consignas ideológicas a los que «voluntariamente» se convocaba al pueblo. Se liberaron a cientos de prisioneros, entre ellos presos políticos, y se permitió de forma oficial la celebración de la Navidad como día feriado en el calendario oficial y laboral.

La Iglesia Católica contó desde entonces con un mayor acceso a las autoridades del gobierno comunista y se permitió una mayor libertad de culto a la población y mejores espacios a la Iglesia en cuanto a su misión. La semilla había sido plantada. El llamado a la apertura, al diálogo, al respeto del deber y el derecho de todos los cubanos a participar en la escena política de la nación fueron manifestadas en casi todas las homilías y discursos del Santo Padre y, de una forma contundente, por el arzobispo de Santiago de Cuba.

Juan Pablo II llegaba a Cuba como «Mensajero de la Verdad y la Esperanza». Una verdad que no proviene de los estatutos de ningún partido y una esperanza que no emana de las luchas entre clases sociales. Cuba pudo escuchar por esos días un mensaje de amor, de paz, de reconciliación. Ese era el inicio de un camino, hoy seguimos caminando en oración y a la espera de otro Papa: Francisco. Cuba ha comenzado a abrirse al mundo «con todas sus magníficas posibilidades».

A la espera de Francisco, también nosotros hacemos nuestros mejores votos «para que esta tierra pueda ofrecer a todos una atmósfera de libertad, de confianza recíproca, de justicia social y de paz duradera.»

El Movimiento Somos + continúa en su lucha pacífica, creando conciencia para que nuestro pueblo, más temprano que tarde, pueda tener una nación en donde todos los cubanos podamos vivir en armonía, libertad y con acceso a todos los derechos y deberes que, como ciudadanos cubanos poseemos por naturaleza y por ley. En una república donde como quería Martí, «la ley primera sea el culto a la dignidad plena del hombre».

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4 comments on “De Juan Pablo II a Francisco: Apertura y reconciliación, el camino del cambio. (I)
  1. El pueblo todo sufre,el pueblo todo observa, el pueblo todo padece bajo los reflejos condicionados sembrados por más de medio siglo en la mente de cada cubano. A veces no basta la realidad y los acontecimientos. A veces sólo se necesita una llama, una chispa, un mensaje de a guíen a quien se reconozca prestigio o determinada autoridad moral o espiritual para que la gente interiorice cual es la situación real de su vida, cual es el poder e al que tiene para transformarla y tome una desicion al respecto. En una realidad tan atípica y matizada como ma que vive hoy nuestra Patria, todas las influencias que remuevan las conciencias y el alma de los cubanos, son buenas. Bendito el que viene en Nombre del Señor.

  2. Se piensa reunir la sociedad civil con el Papa? Es hora que se reconozca a la voz del pueblo. Es hora de orar en la iglesia, pero en la calle hablar con normalidad de los problemas que aquejan, no mas susurros. Donde no hay comunicación no hay acuerdo.

  3. Por lo menos el cubano se mira con ojo crítico a si mismo cuando tiene visitas, y ya eso es beneficioso. Como siempre se ha dicho, el problema de los cubanos lo debemos arreglar en casa, no hay que seguir esperando ayuda divina.

    • Mucha dignidad mancillada por rescatar. Dios nos salve. Gracias jóvenes por la labor que desempeñan. La constancia y el compromiso dan frutos.

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