Las Navidades en Cuba

 

Por Frank Rojas

Un pueblo sin tradiciones es un pueblo sin identidad, es un pueblo vacío y sin historia, sin pasado, presente ni futuro. Es un pueblo que no sabe de dónde viene ni hacia dónde va. Un pueblo sin tradiciones, es un pueblo con amnesia.

¿Dónde está mi aguinaldo?

Cuba ha sido siempre un país de tradiciones. Algo que no viene de nuestros tiempos, sino que se remonta a los primeros habitantes que poblaron nuestra tierra. Desde la misma época precolombina nuestros aborígenes ya vivían una vida movida por estas, las cuales respondían a una fuerte influencia en todo lo que les rodeaba.

Con la transculturación ocurrida a raíz de la llegada de los europeos a nuestro país, vinieron también en sus equipajes sus propias tradiciones, las mismas que con el transcurrir de los años se fueron sincretizando con las nativas y sobre todo con las africanas. La religión no quedó al margen de dicha combinación, dándose así una de las mezclas más perdurables y que aún se vive en el presente.

La Navidad fue una de entre las tantas que llegaron a Cuba como polizontes en esos barcos. Surge entonces una de las celebraciones más arraigadas en los cubanos, llegando a todos y cada uno de los rincones más intrincados de este pedazo de tierra. Con un gran matiz religioso se esparce formando parte de la vida del pueblo de Cuba.

La Navidad se convirtió en un gran motivo de celebración que lograba reunir a las familias y amigos al menos una vez por año para compartir e incluso, conocer nuevos miembros de la familia, reencontrarse con las amistades de la infancia y retornar en no pocos casos al lugar que nos vio nacer y crecer.

En la historia de Cuba, la celebración de las navidades ha estado marcada por varias etapas y acontecimientos importantes, dándose a destacar principalmente el periodo pre-revolucionario y después del triunfo de la Revolución en Enero del año 1959, hecho que impactó traumáticamente en estas festividades.

Dentro de este periodo de post-revolución hay que destacar en este sentido los años que van desde 1959-1968. Año este en el que todas las personas con las que he indagado sobre el tema y que vivieron por aquellos días, sitúan la última vez que de manera oficial y abiertamente se celebró la importante fecha.

Las otras etapas serían los comprendidos entre los años 1968 y 1996. En 1997 se volvió a permitir ante el anuncio de la primera visita papal a la Cuba revolucionaria  y a partir de ahí, hasta nuestros días. Con el triunfo de la Revolución, la Iglesia se convirtió en una fuerte crítica de las nuevas medidas tomadas por el naciente gobierno, así como por el rumbo que estaban tomando las cosas en el país que se dirigía hacia un sistema dictatorial importado y que fue poco a poco tomando el control de todo. De esta manera el clero fue blanco de la más férrea cruzada, obligando a muchos curas, pastores y líderes religiosos en general a abandonar el país so pena de sufrir prisión e incluso la muerte por ser considerados ‘’traidores a la patria’’.

Esta cruel persecución tuvo su impacto inmediato en todo lo que rodeaba al cubano creyente y no creyente y por supuesto que la celebración de la Navidad no escapó a esto. Como parte del despojo de todas las ‘’herencias del capitalismo salvaje’’ y bajo los más absurdos argumentos, en el año 1969 queda oficialmente prohibido celebrar las navidades en Cuba por la sencilla razón de que el pueblo no desviara su atención de la producción azucarera en la famosa zafra del año 1970, ‘’la zafra de los diez millones’’, que constituyó una de las peores vergüenzas del alocado gobierno que pujaba a contracorriente para darle una demostración al mundo y sobre todo a los gringos de que si podíamos hacer tales ‘’hazañas’’ y con ello aleccionarlos sobre las capacidades de un pueblo ‘’decidido  a darlo todo por su propio futuro’’.

Según me cuentan testigos de esta etapa oscura de la historia de Cuba, se llegaba al punto de celebrar festivales deportivos frente a las iglesias para atraer la atención de los niños comprándolos de la forma más baja con golosinas y regalos. Se les hablaba mal de Dios en las escuelas y se les hacía ver que no era a Dios, sino a Fidel con quien debían sentirse agradecidos por todo lo que les había ‘’traído a sus vidas’’.

Muchos templos fueron cerrados. Muchos curas obligados a abandonar el país. Otros fueron recluidos en especie de campos de concentración. En fin toda una maquinaria diseñada para desmantelar todo lo que tenía que ver con la religión y sus tradiciones.

Durante casi 40 años el 25 de Diciembre se vivió en Cuba como un día más donde lo más importante era trabajar, trabajar y trabajar para la construcción del socialismo. Solo algunas familias de las más osadas se aventuraban a celebrar tal fecha a puertas cerradas o en lugares bien apartados corriendo el riesgo de verse envueltos en una grave situación ante las autoridades.

Son innumerables las anécdotas escuchadas por estos días mientras buscaba un poco de información al respecto. Los militantes del PCC serían sometidos a fuertes medidas de castigo de ser descubiertos celebrando dicha festividad, e incluso, hablando de ella. Peor destino había para los militares quienes podían ir a prisión por la misma causa. En fin que de la manera más repudiable posible, la Navidad fue saliendo poco a poco de la vida de los cubanos.

Ante el inesperado anuncio de la visita del papa Juan Pablo II a Cuba a llevarse a cabo en el año 1998 y tratando de congraciarse con la población y las autoridades religiosas del país, de manera sorprendente, el gobierno cubano anuncia que se le daba al día 25 de diciembre el carácter de día feriado para que se volviera a festejar una tradición que no les pertenecía y que le habían arrebatado a los cubanos como otras tantas.

Así es como al pasar de los años posterior a esta visita, la Navidad ha ido recuperando el lugar que en el corazón de los cubanos forzosamente habían ocupado el trabajo voluntario y las marchas políticas. Volvieron a verse los símbolos navideños en lugares públicos y centros comerciales. Se habló por primera vez de esto en los medios de información. El pueblo fue rítmicamente llenando otra vez los templos y la misa del gallo regresó de entre el olvido arbitrario a lo cotidiano de nuestras vidas. Renacía así una tradición secuestrada.

Así me lo cuenta mi mamá, nacida en el año 1938 y quien pudo vivir y disfrutar de las navidades en su niñez y juventud.

Yo – A ver vieja.  Cuéntame cómo era la Navidad en tu niñez y juventud. ¿Cómo la recuerdas?

Mi mama – Bueno, yo me recuerdo de 5 años en adelante que en casa de mi tío se celebraban las navidades. Se reunía la familia. Había un campo de maíz. Yo me recuerdo de eso también. Se abría una guardarraya donde ahí, dentro del campo de maíz se asaban uno o dos cochinos. De ahí se iba a la bodega.

Yo –  ¿Eso era el 24?

Mi mama – Si eso era el 24. Se hacía una cena lindísima, más se compraban manzanas, uvas, peras,  nueces, avellanas. Se compraba turrón de alicantes, jijona, eh, estos que eran pegaditos así que no recuerdo ahora cómo se llamaban y se celebraba el 24, hasta el 25 que era fiesta de Navidad.

Yo – ¿Cuántas personas se reunían ahí?

Mi mama – Bueno se reunía mi papá con todos nosotros que éramos cinco. Tres hijos y ellos dos, mi mama y mi papa. Mi tío con su familia que era bastante larga y la de su señora. Nos reuníamos en esa casa en el campo más de veinte personas. Se buscaban guitarras, un tambor. Ahí se cantaba, se bailaba y jugábamos. Asábamos maíz en el hueco donde se estaba asando el o los cochinos. Todo eso lo hacíamos ahí en ese lugar que se llamaba Las Peñas. Un lugar muy lindo por donde pasaba un río y nos íbamos para el río. Había unos cuantos chiquillos. Diez o quince chiquillos habíamos ahí. Estaban ahí también mis abuelos y tíos.

Yo –  Y todo eso que compraban en la bodega. ¿Con cuánto dinero lo compraban?

Mi mama – No, eso era barato. Yo me acuerdo que una manzana valía menos de 10 centavos y el turrón de Alicantes, el más caro que se compraba costaba 25 o 30 centavos. Eso era lo que valía. Nada valía más de 1 peso. Eso es lo que yo me recuerdo de hasta diez años nosotros vivíamos en ese lugar. Ya después nos mudamos de ahí.

Yo – ¿En qué año fue eso?

Mi mamá – Yo nací en el 38, así que yo tendría cinco, seis o siete años por ahí. Se celebraban unas navidades lindísimas. Se cantaba, se bailaba. Mi tío y mi papá tocaban la guitarra. Yo cantaba a esa edad también. Hacíamos un conjunto ahí en familia. Muy bien se pasaba y tranquilo todo. Ahí no había discusión ni que tú cogiste más que yo ni nada de eso y dulces de todas clases se compraban.

Yo –  ¿Y para tomar?

Mi mama – Y para tomar vino tinto, vino blanco, un ron que le decían pinilla que valía 35 centavos la botella. Mi papá trabajaba con el señor dueño de la finca. Mi papá ganaba un peso diario y con ese peso nosotros vivíamos ampliamente. Comíamos, vestíamos y se criaba también algunos animales aparte de ese peso que el ganaba diario en esa finca. Ahí nos reuníamos toda la familia ese día hasta el 25 y de ahí seguíamos de fiesta hasta el día de reyes y se compraban regalitos que se compartían entre todos. Yo me recuerdo que una vez cuando me levanté por la mañana, debajo de la cama en un zapato me encontré una muñequita ¡Que contenta yo me puse con aquella muñequita! Así eran esas fechas. Así lo celebrábamos.

Yo – ¿Y qué pasó después con todo eso, después que llego Fidel?

Mi mama – Bueno, ya después eso se fue apagando. La última Nochebuena que yo recuerdo fue en el año 1968. La celebración de la Navidad se sustituyó por el 26 de julio.

Yo – ¿Entonces me estás diciendo que se cambió la Navidad por el 26 de julio?

Mi mama – Si, ya después se acabó la Navidad. La última que se celebró aunque había cambiado mucho ya, fue en el año 1968 hasta donde recuerdo. Ya a partir de ahí más nunca hubo 24 de diciembre, sino 26 de julio. Todo se fue. Nunca entendí como una fecha que anunciaba nacimiento y esperanza, se sustituía de alguna manera por otra que recordaba la sangre de tantas vidas valiosas y que fuera motivo de fiesta nacional.

Así recuerda mi madre una tradición que se vio truncada por la paranoia política del castrismo estalinista. Como dice la canción de Puebla: ‘’y se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a parar’’.

 

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4 comments on “Las Navidades en Cuba
  1. Frank antes de escribir algún artículo serio debes aprender más de la historia y ser honesto cuando cites a alguien, pues solo planteas, pues por ejemplo escribes y cito:..»Según me cuentan testigos de esta etapa oscura de la historia de Cuba, se llegaba al punto de celebrar festivales deportivos frente a las iglesias para atraer la atención de los niños comprándolos de la forma más baja con golosinas y regalos. Se les hablaba mal de Dios en las escuelas y se les hacía ver que no era a Dios, sino a Fidel con quien debían sentirse agradecidos por todo lo que les había ‘’traído a sus vidas’’.
    Te pregunto que testigos son esos, quiénes son, me imagino que personas como tu que sólo critican, critican a la Revolución que ha logrado tantas cosas buenas para todos, y no como ocurría en Cuba antes del Triunfo de la Revolución que sólo unos pocos disfrutaban de las riquezas, que hoy son de todos y para todos. Tanto a tí como a Roberto le sugiero que estudien mejor la Historia de Nuestra Patria y no inventen, que casi nadie les cree lo qu escriben y digo casi nadie, porque existen personas como Robert que como no saben mucho de historia asumen lo que personas como tu escriben, sin fundamentos, ni fuentes fidedignas

    • Ains Guabinero… eres la leche. Estas mas amaestrado para repetir que un loro en isla de pinos.
      Mira, no conozco a Frank, pero fui a l aiglesia desde pequeño, concretamente 15 y 16 en el vedado. En el parque de enfrente nunca se hacia nada, excepto en Navidades. Fui discriminado miles de veces y si, nos teniamos que esconder en plenos 80 o 90, como apestados de la sociedad. Te digo mas, en Ormani Arenado, escuela primaria de 17 entre 12 y 14, presencie en el año 86 u 87 el ajusticiamiento publico a David, un testigo de Jehova, en medio de la biblioteca. Un acto asqueroso contra la libertad de religion.
      Oye, y la ultima parte de tu respuesta… la riqueza que comparten, que riqueza???? jajaja, donde esta que no se ve??? La riqueza hay que generarla y la que generan ahora no baja al pueblo. Riqueza?? Estas tonto? Nos tomas por tontos??? O es que te crees que a todos le dan la javita que te dan a ti por participar en este blog??? Incluso, llamas a esa javita, riqueza?

  2. Frank increible como me hiciste recordar aquellas fiestas de familia en el caso de la mía se celebraba en casa de mis abuelos y participábamos como 30 primos porque la familia era grande esas fiestas comenzaban el tres de diciembre con santa barbara después venia san lázaro, noche buena,navidad,31 o fin de año ,año nuevo que mi papa gustaba celebrar porque decía que había que comenzar bien el año le seguía el cumpleaños de mi mama el 3 el de mi abuelo el 4 y por ultimo el dia de reyes y tantas cosas las cambiaron de la noche a la mañana como la intervención de los pequeños negocios recuerdo el día siendo muy pequeño cuando le quitaron la tienda a mis padres que recién surtida con mas de 5 mil pesos de mercancías, tuvieron que comprar azúcar para hacer café y nunca le pagaron nada y mi abuelo estaba muy claro cuando decía que el comunismo es la epidemia peor que podía caer en una nación esas dos cosas nunca han salido de mi mente ni la de mis padres que fueron robados sin posibilidad de defenderse tantos años de sacrificio y dolor y el pueblo confundido tomado por bandidos

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