Hemos de vencer para reescribir la historia

 

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Por David George

 

Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.

A. Lincoln

La historia la escriben los vencedores… los mismos que luego cuelgan a los héroes y mutilan a sus genios. La primera, una frase frecuente y viva siempre que de relatar el pasado se trate. En las páginas de los últimos 57 años de la vida cubana no hay lugar para esconder la historia.

Si algo ha intentado borrar el régimen gobernante es omitir todo aquello que en la leyenda de su existencia le ha sido incómodo o políticamente incorrecto, haciendo honor a las prácticas del estalinismo y a su más ferviente inquisidor y propulsor en la isla.

Ejemplos: demasiados, interminables. Sería ofrecer una lista de todos aquellos borrados de los libros, las estadísticas, los medios. Desde políticos, intelectuales y científicos, pasando por la moda, preferencias, hasta los hombres y mujeres más típicos o genuinos representantes del deporte o la cultura. ¿Qué escrúpulo con mortales si lo hicieron con Jesús?

Unos condenados a perder su nombre en el más descarado juego de la ignorancia y otros secuestrados bajo la sombra fría del ostracismo totalitarista.

Cientos de ellos han ido engrosando esa lista macabra y oscurantista ilustrada de epítetos despectivos: gusano, apátrida, mercenario, desertor…

¿Habrá valido la farsa? ¿Que mérito tuvo denigrar? Hoy toda memoria en Cuba está cercenada con mayúsculas, subrayando todo lo que huela a criterio, independencia personal o éxito sin gratitud al estado. Los archivos, llenos de paréntesis «clasificados». Han jugado con la realidad retorciendo el pasado para adueñarse y disfrazar lo que permiten ver.

¡Que propósito más vil! Como si la verdad pudiese borrarse con tretas de sátrapas, con marionetas serviles, con imprentas de dictaduras.

Se podrán trocar las letras, ignorar al pasado o mutilar el cuento. Pero el destino opaca cualquier acción que lo desnaturalice imponiendo la realidad como lógica de la razón.

Como flores en la maleza comienzan a percibirse los tonos en esta historia blanca y negra, el embuste extiende factura a sus creadores, la generación perdida. Despierta del hipnotismo, la nueva reniega hacerse cómplice en la simulación y como fénix se levanta la verdad.

Censores, que como drones, fusilaban nombres, críticas y obras. Desaparecen sin la gloria que intentaron sobornar, sin derecho a epitafios y cual sus víctimas de antaño al olvido condenados, rindiendo cuenta a sus fantasmas desde tumbas tan frías y grises como aquel quinquenio en que fijaron sus penas.

Del destierro, la conspiración y sus misterios se redimen los espectros, porque Cuba también tiene sus trotskis, se dice de algunos con sonrisa amplia y sombrero alón y de otros menos disfrazados acusados de entreguismos o traición.

Como raza inextinguible otros defenestradores aún se prestan. ¿No aprenden del pasado? ¡Se sorprenden!  Rebelión de los cineastas como en la granja de Orwell. ¡Se asustan!

La espontaneidad comienza a superar sus enmascaradas directrices, regresa la canción que hace protesta, detonan en la calle los ¡Abajo!

En un parque hay dos cerdos bautizados, marionetas le hacen corte a major-league desertores, es la era digital que no perdona, pobre Granma no supera maquillando un país que envejece al ritmo que legionaria juventud debuta maratón por Centro América.

Por cada Alfonso aparecen tres Juan Carlos traduciendo aquella estrofa pushkiniana:

“¡Brillará la estrella del divino día, que Cuba* se despertará, y, al derribar la monarquía! ¡Los nombres nuestros grabará!”

Y como del verso en la verdad se amanece, tal como soñó Celia, vuelve con su azúcar para ti, develaremos el retrato de un duque para un salón muy famoso, Joanna ya habla de dios más allá de las iglesias. Compraré pronto en una esquina, tal vez en la de una calle, como homenaje a los balseros, la  novela de mi vida.

Desaparecerán los pánicos de Virgilio y tal vez Rosa María contará en el Alma Mater historias de su padre mientras otros analicen el origen de las neuropatías en los noventa. Se me antoja con un ritmo censurado que ese día ahora si viene llegando.

Se hace urgente cuando arribe remendar esos olvidos, enterrar con sus padres a los mutismos, transformarnos nosotros, los que por tres generaciones nos privaron el derecho a dudar o disentir en quienes cuenten y reediten apoderándonos de ese destino que hemos de vencer para reescribir la historia.

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*En realidad el poeta escribió: Rusia.

 

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David George

La Habana,1971. Licenciado en Terapia Física y Rehabilitación en UCMH. Escribe por afición sin mayor pretensión que su utilidad en el despertar y motivación de los lectores en los temas que trata. Pensando que el mérito de nuestra generación debe estar mas allá del sobrevivir, identifica a Somos+ como el movimiento con la expresión, el pensamiento y la conducta capaz de producir los cambios que aspira para Cuba.

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2 comments on “Hemos de vencer para reescribir la historia
  1. Y qué pasò con Camilo? Y por qué se buscò tanto al ché guevara y no se moviò un solo dedo por encontrar a Camilo. Hay una historia que pocos conocen y voy a revelarla aqui, lo hago pensando que encontrarà a alguien de pensamiento libre que vaya a su encuentro. Al principio de la década de los 90, le hicieron una entrevista al General cubano William Galvez y este dijo que si se decidia reanudar la busqueda de Camilo, él desearìa participar activamente. Aquello se borrò y el programa de radio fue suprimido. Me pregunto por qué razòn fue suprimido y de donde vino la decisiòn. Esas son claves que muestran que esa gaveta tiene cucarachas. Me pregunto si Eliecer pudiera abrir una investigaciòn para hallar con el paradero de Camilo, es hora que acabe de aparecer y se le dé verdadera sepultura.

  2. No soy un esperto en historia pero tampoco creo que camilo, como la mayoria de los reveldes fueran comunista, simplemente eso jovenes con deceos de lucha, tratatando de hacer cambio por los males que aquejaba la sociedad cubana. Al alcanzar fidel el poder, y en el afan de no perderlo se unen a cualquiera que le de protecion y en ese momento fue el comunismo, pero igual pudo haber sido el facismo o cualquier otra averracion social, Sean casquitos o reveldes igual eran cubanos y los governantes de mi pais siempre les gusto la idea de ver morir cubanos. Pero si nesecitamos saber la historia real de cuba, con virtudes y defectos. Se nos va a jodet la logica, los buenos haciedo mal y los malos ayudando.

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