¡NO A LA TORTURA!

 

Tortura

 

José M. Presol

Se cumplían los 103 años del nacimiento del Apóstol. Hacía algo más de un mes, Camilo había sido herido durante una manifestación. Aún se resentía de la herida, pero ya se dirigía a otra protesta, convocada por José Antonio Echeverría, en honor a José Martí. La cita era en el Parque Central de La Habana.

Ni a él, ni a muchos, les dio tiempo a nada. Nada más llegar, varios hombres de paisano se abalanzaron sobre ellos golpeándolos y empujándolos hacia unos cuantos autos sin ningún tipo de identificación. Al final, terminó en un calabozo de un nuevo órgano represivo: el BRAC (Buró para la Represión de Actividades Comunistas).

Durante las horas que permaneció en la celda, es de suponer que muchas cosas pasaron por su cabeza. Seguro que ninguna fue que en poco más de tres años, el 18 de febrero de 1959, como Jefe del Estado Mayor del Ejército estaría en Ciudad Militar Columbia firmando el Decreto de Disolución no sólo del BRAC, sino de toda una serie de organizaciones de persecución política.

Seguro que tampoco, cuando firmaba el Decreto, pasó por su cabeza que lo que era un simple acto de Justicia hacia sus compañeros, no iba a pasar de ser algo simbólico, pues, a veces sobre los mismos cimientos, ya se están sentando las bases de los nuevos órganos represores.

Como en la novela “El Gatopardo”, de Lampedusa, que narra los sucesos sociales de las revoluciones que llevaron a la unificación de Italia, y como decía uno de los personajes: “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie.” Lo que ocurrió es que, en nuestro caso, no todo siguió como estaba, fue a peor.

Los también comandantes Manuel Piñeiro y René de los Santos estaban consolidando el embrión de servicios de inteligencia existente en la Sierra, conocido como DIER (Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde) y se hacían cargo de los archivos tanto del BRAC como del SIM (Servicio de Inteligencia Militar).

Mientras lo hacían, se produjeron dos hechos, que empezaron a causar alarma en muchos:

a)   Los expedientes de comunistas fueron retirados de los archivos y entregados al PSP; por el contrario, el resto de los expedientes fueron a formar parte de los ficheros de las nuevas organizaciones.

b)   Desaparecieron documentos que ponían en entredicho a algunas figuras, o sus palabras.  Así las actas forenses de los moncadistas muertos se entregaron a Celia Sánchez y no se ha sabido más de ellas, especialmente las de Abel Santamaría y Boris Santa Coloma.

Esos esfuerzos dieron sus frutos, que conocemos por los nombres de: Departamento de la Seguridad del Estado, Dirección General de Inteligencia, Dirección de Inteligencia Militar y Dirección de Contrainteligencia Militar. Dependen del MININT y del MINFAR, pero Cuba no podía dejar de ser una excepción: es, a saber, el único país del mundo con un servicio de inteligencia que no depende del estado, sino de un partido político: el Departamento América; ya que lo hace directamente del CC del PCC. Nadie podrá negar su influencia en Bolivia, Argentina, Venezuela, Nicaragua, etc. Esto no llegó a ocurrir ni con sus hermanas mayores: la KGB, que dependía del Consejo de Ministros, o la Stasi, que era un Ministerio y, por tanto, dependía también del Gobierno.

Continuando con el BRAC, estaba estructurado de forma que se infiltraba en todo el estado, en todo tipo de organismos, en las organizaciones obreras y empresas. Hay descripciones de su estructura por provincias, municipios, barrios y hasta cuadras. ¿Es esto familiar a los cubanos actuales? A pesar de ese control ¿le sirvió de algo a aquella dictadura cuando llegó su hora?

Quizás uno de los mejores homenajes que podamos hacer a Camilo, pues seguro que firmó ese Decreto de buena fe, lejos de echar flores al mar, que no sabemos si lo acoge o no; es poner en práctica unas palabras de su último discurso: “De rodillas nos pondremos una vez, y una vez inclinaremos nuestras frentes, y será el día que lleguemos a la tierra cubana, que guarda veinte mil cubanos para decirles: ¡Hermanos, la Revolución está hecha, su sangre no cayó en balde!”.

Aquellos veinte mil muertos fueron una invención, pero es muy posible que si añadimos los de los últimos cincuenta y tantos años sí lleguemos a la dolorosa cifra y la superemos.

Recordemos: la Revolución no se ha hecho, fue traicionada; y no me refiero a la revolución de Fidel o el Ché, me refiero a la de Echeverría, la de Frank, la de Ramos Latour, la de Matos, la de Menoyo, la de Boitel, la de Zapata, la de Chanés, la de Arcos,… la de Camilo, y me parece que nos toca a nosotros intentar hacerla. La haremos pacíficamente, pero la haremos.

Tic-tac, el reloj de la Historia suena y no es en contra nuestra.

 

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Jose Manuel Presol

Nací en la capital de “la Tierra más hermosa que ojos humanos vieran”, un 23 de septiembre de 1952. Salí un 30 de septiembre de 1967, con quince años recién cumplidos y, por el horizonte, empezaba a salir el Sol. No he regresado. Estudios superiores, medios o básicos en muchas cosas, fundamentalmente: Economía, Industria Alimentaria, Agroindustria, Finanzas y Gestión de Proyectos, Transporte, Logística. Vicioso de la lectura. Aficionado a la Historia. Miembro de Somos+. Espero volver algún día, mejor dicho: estoy seguro que volveré y que acabaré de ver salir el Sol.

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2 comments on “¡NO A LA TORTURA!
  1. Excelente artículo, como siempre.

    Solo les escribo para exhortarles a que continúen con la hermosa, aunque peligrosa, labor que realizan dentro de Cuba. Como bien termina el artículo «Tic-tac, el reloj de la Historia suena y no es en contra nuestra».

    Se lo debemos a nuestros héroes…nuestros verdaderos héroes.

    Saludos. Luis.

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