Para que los servicios en Cuba sean eso: servicios

 

Calidad en los servicios Cuba

Por: Oriana

Los servicios en Cuba, la mayor parte del tiempo no hacen honor a su nombre, no respetan su significado y se convierten vergonzosamente en el vecino malo del nativo, del cubano caminante…no dejando esa misma impresión en el visitante extranjero, pues claro, el sueño de una buena propina enamora, además de las peculiares costumbres transmitidas generacionalmente sobre cómo exportar al mundo la triste y falsa idea del paraíso que en Cuba se habita.

Es como si se tratase de un hecho inusual y extraordinario para el personal de estas entidades el ofrecer a la población un servicio de calidad, acompañado-siempre que el intercambio sea recíproco-de una mano amiga y un rostro amable. Señores, ese es precisamente su trabajo.

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El origen de este mal social, a mi entender, radica en la escasa o ninguna motivación recibida por estos trabajadores de parte de la institución estatal que les provee su sueldo al finalizar el mes, el cual en muchas esferas no incluye pago de comisión por una venta elevada. En el argot popular, da lo mismo que vendas un refresco que diez. Ojo, esto no sucede de igual manera dentro del cuentapropismo, donde predominan los buenos procederes. ¿Por qué será?

No crean que generalizo, reconozco que existen sitios en mi localidad en los que al cliente se le atiende como tal y la experiencia es favorable y amena, mas aclaro que esta crítica (espero constructiva) se respalda con la inconformidad y disgustos de varios conocidos míos.

En el monopolio socialista ETECSA parece que la atención inadecuada se maximiza, y considero que a este “tiempo pico de las malas respuestas” se arribó desde hace ya casi un año con las facilidades otorgadas en el campo de la navegación por Internet, tema sensible y agregaría que bastante fresco y desconocido para el nacional, quien meses atrás apenas podía imaginarse cómo lucía Facebook (y hoy todavía es un lujo). Debido a lo antes explicado he sido testigo del incremento considerable de la clientela y parece que nuestras colas molestan o acaloran, así como también nuestras normales dudas, lo que se traduce en caras apretadas y palabras que no destilan cortesía alguna.

Sería justo y merecido que nuestros ciudadanos, en una Cuba reformada y transparente recibieran un trato de calidad, donde estos incidentes no constituyan mayoría, pues los consumidores tienen derecho a ser escuchados, a exponer sus opiniones y a adquirir conocimientos y habilidades, que le permitan estar informados y conscientes. Por supuesto, el pago proporcional al trabajo es esencial, pero los principios también.

 

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