¿De verdad se suicidó Chibás?

 

Chibás-ortodoxo-Cuba

Por: José Manuel Presol.

Se cumple otro aniversario de la muerte de Eduardo Chibás, persona controvertida, de personalidad alejada de la versión que siempre ha pretendido transmitir el gobierno cubano. No fue “antecesor” revolucionario de Fidel Castro, incluso no tenía ninguna simpatía por él. Tampoco estaba a punto de ganar las elecciones. Lo que sí fue es lo que hoy llamaríamos un populista y un ferviente anticomunista.

 

#Cuba Desde joven Eduardo Chibás mostró una personalidad impulsiva y atormentada Clic para tuitear

 

Desde joven mostró una personalidad compleja, hay quien dice que depresiva, esquizofrénica o histérica. Eso lo tendría que decir un especialista. Lo cierto es que era impulsivo y poco equilibrado.

Casi adolescente, sufrió un atentado casi mortal. La bala llegó muy cerca del corazón. La extrajeron, pero quedaron secuelas. No se sabe si los motivos fueron personales o políticos.

Lo que hemos comentado sobre su personalidad puede comprobarse en muchas “actuaciones”, como la que provocó su muerte. Una “grandiosa” fue en un viaje por Europa. En Madrid, pidió algo normal: ver una corrida de toros. No tan normal fue sentir que el torero estaba en inferioridad y lanzarse al ruedo para defenderlo. Al día siguiente, un periódico tituló: Un cubano loco intenta suicidarse tirándose al ruedo en Las Ventas.

Durante su regreso, conversando con su primo Raúl Primelles, confesó que necesitaba participar en las luchas estudiantiles y apoyar a Julio Antonio Mella, a lo que Primelles contestó que Mella era comunista y eso no encajaba con él, Chibás le replicó que no importaba.

En ese mismo viaje conoció a Ramón Grau San Martín, quedando impresionado, por lo que le siguió varios años, hasta que terminó oponiéndose a él.

Con frecuencia, se batió en duelo, dudándose si participó en 9 ó 12. Casi siempre terminaba herido. Un amigo le aconsejó mantener la vista fija en la punta de la espada contraria, y le contestó “¿cómo voy a hacer eso, si casi no veo la punta de mi propia espada?” Era bastante miope.

Se afilió al Partido Revolucionario de Cuba (auténtico), llegando a ser senador. Fue elegido miembro de la Asamblea Constituyente que dio lugar a la llamada Constitución del 40.

Se dice que participó en la Revolución del 33, lo cual es una verdad a medias, ya que el 12 de agosto estaba fuera del país, aunque regresó rápidamente y se puso a participar. Sí colaboró con el “golpe” cívico-militar de Batista el 4 de septiembre siguiente que cerró esa revolución.

En 1939 intentó suicidarse durante una campaña electoral. Un tiro de refilón, para llamar la atención. No le salió bien y no ganó.

Acabó rompiendo con Grau y fundando el Partido del Pueblo de Cuba (ortodoxo), que nunca llegó a gobernar.

Como era su vida privada lo era la pública, causando malestar entre sus compañeros. No hacía caso a la disciplina de partido y sus declaraciones eran furibundas. Empezaron a mantener reuniones a sus espaldas para controlarle e incluso hablar de sustituirle.

Sobre sus buenas relaciones con Fidel, solo una anécdota: en una ocasión pidió a Roberto Agramonte que dejase a Fidel hablar en un acto. Fue un discurso excelente; pero el comentario fue: “¡Pobre de este país si un día este hombre llega a ser presidente!”.

Las posibilidades de salir electo en las elecciones convocadas para 1952, fueron otra tergiversación, incluso engañando a la propia embajada americana, que lo daba por ganador, pues las encuestas no estaban bien realizadas. El truco consistía en que se preguntaba por el candidato; y Chibás era el único ortodoxo en la lista, pero había varios auténticos, así que se concentraba el voto.

 

Chibás-Cuba

 

Llegamos a su “suicidio”. El ambiente estaba caldeado, pues el ministro Sánchez Arango le acusó de mantener en semiesclavitud a los trabajadores de su cafetal en Yateras, Guantánamo. Contra esto respondió con la acusación del desvío de fondos para realizar grandes inversiones en Guatemala, amenazando con una maleta de pruebas. La presentación de esa maleta se retrasó, y surgió la cancioncilla: “Chibás, ¿dónde está la maleta? Abre la maleta, Chibás, ábrela”.

Prometió hacerlo en su próximo programa de radio. Hubo expectación general, pero no habló de eso, sino de un posible golpe por parte de Batista. Al final de esa alocución, al no tener pruebas, lanzó un último desafío y se pegó un tiro.

No piensen que se disparó en la sien, en el corazón o similar, lo hizo en el vientre, en el sitio donde tenía la cicatriz de uno de sus duelos. Quizás intuyó que, como en el “suicidio” anterior, esa era una zona sin peligro.

Chibás se confundió. La bala perforó sus intestinos, vertiéndose el contenido y provocando una infección generalizada causándole la muerte.

Chibás quizás murió por un error de cálculo y no por su disparo, que fue en “blandito”.

Es que hay cosas con las que no se puede jugar, Cuba entre ellas.

 

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Jose Manuel Presol

Nací en la capital de “la Tierra más hermosa que ojos humanos vieran”, un 23 de septiembre de 1952. Salí un 30 de septiembre de 1967, con quince años recién cumplidos y, por el horizonte, empezaba a salir el Sol. No he regresado. Estudios superiores, medios o básicos en muchas cosas, fundamentalmente: Economía, Industria Alimentaria, Agroindustria, Finanzas y Gestión de Proyectos, Transporte, Logística. Vicioso de la lectura. Aficionado a la Historia. Miembro de Somos+. Espero volver algún día, mejor dicho: estoy seguro que volveré y que acabaré de ver salir el Sol.

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5 comments on “¿De verdad se suicidó Chibás?
  1. Hoy repito algo que publique , pero como creo lo censuraron pues no lo veo, lo repito, es respecto a Eduardo Chibás.

    Título: Chibás más allá de la polémica

    En medio de una enconada polémica con un ministro del gobierno de Carlos Prío, a quien acusaba de corrupción sin que pudiera presentar pruebas de ello, el senador Eduardo Chibás, jefe del Partido Ortodoxo, se disparó un tiro frente a los micrófo- nos mientras finalizaba su alocución radial. Tras una agonía de once días, falleció el 16 de agosto de 1951. Su entierro fue una manifestación de duelo popular, la más grande durante la neo- colonia. Desde entonces, este político ha sido tema recurrente en debates historiográficos y artículos periodísticos. Lamentablemente las valoraciones sobre tal personalidad están permeadas por la apología o la satanización. Chibás no fue un ser perfecto. Emocional hasta la médula, en ocasiones pecó de injusto y le otorgaba veracidad a una fuente sin verifi- carla ni contrastarla, por lo que cometió graves errores políticos. Ingenuo a veces, como perdonaba con facilidad los agravios hechos a su persona, pensaba que los agraviados por él adopta- rían igual actitud. Lo que sí no se entiende es que quienes lo satanizan, en fran- co maniqueísmo, no reconozcan virtud alguna en él, incluso nieguen sus actitudes antimperialistas. Olvidan sus cruzadas contra algunos monopolios yanquis radicados en Cuba, entre ellas, su enfrentamiento contra la mal llamada Compañía Cubana de Electricidad, por el abusivo aumento de las tarifas. Cuando presentó un recurso contra ese aumento, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) votó por mayoría a favor del consorcio estadounidense. Chibás denunció, primero en la radio y luego en Bohemia(6 de marzo de 1949), que ciertos magistrados habían
    “violado la Ley antipatrióticamente, sirviendo los intereses ilegíti- mos, imperialistas y anticubanos del pulpo eléctrico”. Los magistrados aludidos se querellaron contra el líder orto- doxo. Un tribunal lo condenó a seis meses de cárcel. Confinado al Castillo del Príncipe, convocó al pueblo a intensificar la lucha contra las arbitrariedades de “la Compañía Anticubana de Electricidad…, la Cuban Telephone Company y el consorcio de las tres S” (las empresas petroleras Standard Oil, Shell y Sinclair). Y desde su celda ganó la batalla. También se opuso a los empréstitos concertados con la banca norteamericana. A la revista Bohemia (10 de abril de 1949), declaró: “Lucharemos por impedir que los presentes gobernantes hipotequen de nuevo la república. Estamos al borde de una gran batalla contra las grandes corporaciones imperialistas, batalla que el Partido del Pueblo Cubano librará con entusiasmo y decisión por la independencia económica de nuestra Patria”. Después, en carta abierta al presidente Carlos Prío (Bo – hemia, 31 de julio de 1949), afirmaba: “Sabes bien que los empréstitos constituyen el instrumento de penetración del imperialismo, el arma favorita de la ‘política del dólar’ para sojuzgar económicamente a los pueblos de nuestra América”. Chibás, es bueno aclarar, no fue marxista. Incluso tenía gran- des prejuicios contra la Unión Soviética, a la vez que considera- ba a Lenin paradigma de revolucionario. Defensor de la propie- dad privada y la economía de mercado, pretendía solucionar el problema cubano con un desarrollo capitalista independiente, dentro de los marcos de la legalidad burguesa y con una impor- tante intervención del Estado. Su Programa de Gobierno
    (Bohemia, 25 de abril de 1948) se basaba más en la ética y la honradez administrativa que en una transformación radical de la economía del país. Chibás propugnaba la nacionalización de los servicios públi- cos (gas, electricidad, teléfonos, transporte ferroviario, etcéte- ra), la eliminación de la discriminación racial, la organización de los pequeños agricultores en cooperativas de producción, distribución y consumo; y una Reforma Educacional que in – cluía la alfabetización del casi 30 % de iletrados existentes en el país y la enseñanza primaria obligatoria. Su “Reforma Agraria” era muy tímida: reparto de las tierras del Estado y establecimien- to de impuestos a los latifundistas por los terrenos baldíos; en último caso, la confiscación de estos se haría mediante compen- sación inmediata. Sus prejuicios hacia el movimiento comunista cubano, del cual fue un acervo crítico, no le impidieron coincidir con él en ciertas batallas. Dentro de los políticos burgueses, el líder orto- doxo fue quien denunció con más fuerza los asesinatos de Jesús Menéndez y Aracelio Iglesias, a quienes llamó “destacados diri- gentes de la clase trabajadora”. Igualmente condenó la clausura del diario Hoy, órgano de los comunistas, en 1950, por parte del presidente Prío. Es necesario colocar a Eduardo Chibás en su justo lugar. Como dijo Jesús Montané, moncadista y expedicionario del Granma, “cuando pocos parecían creer, él levantó la fe. Cuando parecía que el espíritu patriótico de los cubanos sería sepultado en la marea de la corrupción y el entreguismo, él encendió en los corazones, con su prédica ardiente, el ansia de vivir y sacrificarse por Cuba”.

    • No creo te hayan censurado. Pero si creo debían borrar tu metatranca y no permitirte que uses estos espacios para promover las estupideces y demagogia de la dictadura.

      • Cepero
        Mi metatranca parece que es la verdad, estupideces y demagogia es lo que se ve a diario aquí.

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