Mucho ruido, menos votos!

 

Por Germán M. González

El 11 de marzo del 2018 aparece en Granma un titular calificando al proceso eleccionario como “Un sistema autóctono y extraordinariamente democrático”. Falso, no es autóctono sino copiado (como la constitución y especialmente su artículo 5) de la extinta Unión Soviética, ni democrático pues se realiza bajo presiones laborales y sociales, asfixiante propaganda oficialista, sin libertad de información, de opinión ni medios para expresarla y por medio de comisiones salidas de las “poleas de trasmisión de las políticas del partido al pueblo (1)”, las denominadas “organizaciones de masas” cuyos mandos proceden de la nomenclatura partidista.

Las comisiones designan a los delegados provinciales y diputados, previa consulta con la cúpula del partido&gobierno y asesorada por los órganos represivos. Por último las “elecciones” con listas cerradas. Al constituirse la legislatura -que no legisla, solo aprueba unánimemente dos veces al año- se acaban las comisiones: la cúpula se nomina a sí misma purgando a conveniencia.

El autor de la frase convertida en titular es Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores, peligro: algún heredero de Lenin o Stalin puede demandarlo por plagio.

El “proceso eleccionario” donde no se elige a nadie no escapa de los números manipulados y realidades escamoteadas usuales.Además de los factores antes enunciados sobre propaganda, presiones, etc. no pueden votar el 22% de los cubanos por migrantes, tampoco los funcionarios diplomáticos, de representaciones comerciales, en misiones médicas u otras, etc. es decir, quien se halle en el exterior, contrariamente al uso internacional.

Los listados electorales los confecciona un órgano represivo y solo es accesible el proceso en el colegio electoral, los procedimientos en provincia y nacionalmente no son públicos ni auditados por nadie.

Calcular los cubanos que debieron tener derecho al voto resulta difícil, pero puede estimarse. Existen 9 millones 800 personas en edad de votar (2), a eso debe restarse los incapacitados mentales, sancionados judicialmente y repatriados con menos de dos años de residencia permanente -por mucho que se estire no pueden llegar a 200 mil- y sumarse alrededor de dos millones de cubanos emigrados, por tanto los ciudadanos con derecho al voto superan los 11,6 millones. Los 7.4 millones que votaron según el gobierno representan el 63.8% de los votantes posibles.

Otro aspecto es la tendencia a la baja de los porcientos de participación que significan menos votantes. En 1976 -las primeras con el actual sistema- se alcanzó el 95.2%; en 1981 el 97,2%; en 1993 el 99,6%; en 1998 el 98,5%; ya en el 2013 se bajó al 90,8%. En esta ocasión bajó hasta el 82,9% para por primera vez no superar el 90% con la cifra más baja de votantes en estos eventos.
Los votantes registrados (8,9 millones) resultan récord, sin embargo, la cifra de votantes (7,4 millones) también lo es, pero negativo.

En resumen, 1,5 millones de ciudadanos registrados en las listas oficiales no votaron, sumando los que lo hicieron mal arroja casi 2 millones de votantes no votando o anulando la boleta, el más alto desde 1976 a la fecha. Esto constituye un serio mensaje para quien conozca las realidades internas de Cuba y la forma en que se presiona a la población, sobre todo a estudiantes y trabajadores, y cómo maniobra ésta.

Para percibir lo complejo del tema en este país presentamos un ejemplo: La reforma constitucional que en respuesta al Proyecto Varela (año 2002) estableció la inamovilidad de ésta, resultó aprobada por el 99% de los cubanos que la firmaron, según cifras del partido&gobierno. Por otra parte, según la antigua oficina de intereses de EEUU en La Habana, al establecerse el sistema de sorteo para migrar a Estados Unidos en 1998 -cuatro años antes- se inscribieron 541 mil cubanos. Los cubanos firman y votan apoyando al partido&gobierno, también migran o pretenden migrar masivamente

¿El apoyo es real o bajo coacción? Todos en Cuba conocen la respuesta.

 

(1) Lenin, V.I. ¿Qué hacer? Editorial Progreso.
(2) Anuario Estadístico de Cuba (2017)

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