Morir en una cola por croquetas

¿Por qué tanta gente opta por descargar su ira, su frustración, su desesperanza y malestar, agrediendo al otro, que generalmente comparte sus mismos problemas?

crimen en la calle

LA HABANA, Cuba -Recientemente, mientras esperaba para comprar un churro, vi a una madre recriminar, sacudir y golpear a su hijo de 6 años.

El motivo, gritado una y otra vez, era que otro niño le había dicho algún nombrete en la escuela y este no le había respondido en la forma “que merecía”.

Según la madre, su hijo debió “coger el lápiz y enterrárselo en el brazo o en la espalda… o por un ojo… o por donde seaaaa”. Sino “meterle una silla por la cabeza y despingarlo de una sola vez, para que lo respeten, cojoneeee”.

De no ser así, “ese loco va a seguir inflando…”. Los que estábamos en la cola del churro nos quedamos fríos, intercambiamos miradas de horror, miramos al niño con lástima por tocarle esa “madre” en la vida. Pero cuando nos disponíamos a comentar el hecho, la vendedora se adelantó a rematar: “Así es como debe ser, yo al mío le digo lo mismo, y si el padre del otro sale a reclamar, que venga el padre del mío cuando salga de pase del “combinao» (Prisión Combinado del Este) y le meta dos tiros y pal carajo… si ya él está allí por eso, da lo mismo uno que dos, hay que ser hombre ante tó…”

Me fui sin esperar el churro… Tres días después, vengo tranquilamente para la casa por la calle Esperanza, contento de haber encontrado huevos. Y ante mí se arma una corredera con gritos y en segundos se llena la calle de gente curiosa. Volteo y me percato de que un muchacho, que acababa de ver jugando dominó en un pequeño parque, tenía acorralado a otro y levantaba un gran machete espalmado.

El desarmado intentó correr y salió con varios planazos en la espalda y dos dedos cortados. Acto seguido, ya habían llegado los primos y las mujeres de las familias en pugna y hubo que esconderse por la lluvia de piedras.

Le pregunto a dos jóvenes que se ocultaban junto a mí en la esquina de un estrecho callejón por el motivo de la pelea y vuelvo a escuchar la frasecita de la madre del niño: “un loco ahí que se puso a estar inflando y se la buscó, pero ese está sentenciao, el Yabó lo mata fijo”…

Ayer la calle Armonía, caliente de nuevo… “lo voy a reventar” escuche de lejos, pero no me detuve… En unos meses ya un celoso apuñaló a una mujer en pleno día y le pegó candela luego a la casa para suicidarse junto al cadáver de su “amada”. Otro muchacho apareció muerto de una puñalada.

En fin, no hace falta una prensa roja para enterarte de lo que está pasando a solo unas cuadras de distancia. Lo cierto es que la frecuencia e intensidad de estos hechos de sangre han experimentado un notable aumento. Y ese aire de agresividad se respira en todos lados.

En las guaguas sobre todo, es difícil completar un recorrido sin presenciar un forcejeo o una pelea a insultos y frases amenazantes. Es como si masivamente, estuviéramos experimentando una pandemia de “la copa llena”, donde cualquier gota derrama la violencia. Los rostros serios, cansados, obstinados ensombrecen los escenarios de la vida cotidiana, matizada en buena medida por la competencia para acceder a lo insuficiente.

Mi duda ante esta situación (no sé si me la debe aclarar la antropología, la sociología o la psicología) es la siguiente: ¿Por qué tanta gente opta por descargar su ira, su frustración, su desesperanza y malestar, agrediendo al otro, que generalmente comparte sus mismos problemas?

Por qué muchos son capaces de quitarle la vida a alguien o perder la propia con tanta facilidad, y no se atreven a mirar hacia arriba y defender pacíficamente, con esa valentía, con ese ímpetu, la posibilidad de vivir dignamente, con menos tensiones y estrés. A mí alrededor es casi más fácil encontrar quien levante un machete o entierre un cuchillo, que alguien que reclame un derecho.

Cierto periodista me preguntó un día si no tenía miedo a terminar como Oswaldo Payá, en los días de su polémico deceso. Sentí un incómodo escalofrío. Luego respondí convencido: “Lo que verdaderamente me aterra, es morir en una pelea, por pisar a alguien sin querer, en una cola para comprar croquetas”.

Ing. Eliécer Ávila.

Articulo publicado en Cubanet

 

The following two tabs change content below.

Eliécer Ávila

Presidente del Movimiento Somos+

Comentarios con Facebook

comments

,
2 comments on “Morir en una cola por croquetas
  1. Hermano » por desgracia nuestra juventud y nuestra sociedad esta tan cargada ,tan aterrada de miedo por los tantos años de represión y tortura psicológica a todos los niveles , controles en todos lados , chivatería entre familia y mil desgracias producidas por el estado de dictadura que tenemos en nuestra isla que las personas como tu dice están ciegas sin que lo sean ya que todos los que nos fuimos o los que están allá preferimos hacernos de la vista gorda a la hora de enfrontarnos al gobierno o de buscarnos problemas políticos .Y no es que no vemos donde es la real lucha es que tenemos el miedo ya adoctrinado entre nuestras almas y cuerpo , no queremos descargar toda esa ira y frustraciones a los Castros.
    Los tiempos cambiaron pero mucho entre generaciones porque en la mía nos respetábamos mas no digo que no habían esos problemas pero en mi generación del 72 no éramos así sabíamos que los problemas venían de un lado único y que no había que descargarla entre nosotros sino con educación y respeto .pero como ya se perdió la educación académica , el respeto social y demás por la necesidades y el descuido de nosotros es que los dictadores han sabido dividir y crear un ambiente difícil para el día que nuestra patria sea libre . Pero igual en mis tiempos las peleas eran en los carnavales y demás fiestas . En una nueva Cuba debemos re educar nuestra sociedad utilizando todos los medios y implantar el estado de leyes ante todo democráticamente .Habrá una carga de trabajo dura para todos los que queramos echar pa lante el país dentro del respeto y educación y el buen vivir de la democracia .Una cuba para todos los cubanos

  2. Sencillamente descomunal ..!!! tu forma de expresar la realidad cubana hoy en día con mucho tacto, mucha cotidianidad y una pizca de humor negro…es bueno tu trabajo y creo que vas por buen camino. No dejes nunca que las presiones o las tentaciones te enloquezcan …

Comments are closed.